Las ciudades del futuro al servicio de la comunidad y el medioambiente
Producto del impacto que ha tenido el Covid-19 a nivel mundial, la discusión se ha tornado nuevamente en los sistemas y modelos que imperan en la sociedad. Así, lo que se conoce como tradicional y que siempre ha sido parte de la “normalidad” comienza a verse desde nuevos puntos de vista. Nuestro sistema social, político, económico, el trabajo y la educación han sido uno de los ejemplos, pero también, las ciudades.
En medio del confinamiento, alrededor de todo el mundo se observan ciudades desiertas y los clásicos lugares que veíamos en postales de viajes, sin turistas. Incluso, el hecho de tener más personas confinadas ha cambiado los niveles de contaminación, según afirmó la misma ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt.
Eso ha puesto a pensar cómo los territorios conviven en la comunidad y cómo puede seguir las constantes transformaciones que hoy son capaces de visualizarse.
Por considerar algunos datos, según las Naciones Unidas, el 55% de la población mundial vive en áreas urbanas, un porcentaje que podría aumentar al 68% en 2050. Según estas mismas proyecciones, la urbanización, el cambio gradual en la residencia de la población humana de las áreas rurales a las urbanas, combinado con el crecimiento de la población mundial podría agregar otros 2.500 millones de personas a las zonas urbanas para esa fecha. A ello se suma que para el 2030, se estima que el mundo tendrá 43 megaciudades con más de 10 millones de habitantes.
En este contexto, y con el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación surge el concepto de Ciudad Inteligente, que según el director de la asociación Smart City Cluster, Daniel González, “no solo son ciudades tecnológicas: son un medio para elevar la calidad de vida de los ciudadanos. Es decir, modelos que utilizan la innovación para dar solución a problemas que ya existen”. En concreto, un sistema de desarrollo urbano basado en la sostenibilidad.
Para el Banco Interamericano de Desarrollo “es aquella que coloca a los ciudadanos como el centro del desarrollo; incorporando Tecnologías de la Información y Comunicación en el ecosistema urbano; utilizando estos elementos como herramientas para fomentar la gestión de un gobierno eficiente, que incluya procesos de planificación colaborativa. Al promover un desarrollo integrado y sostenible, las urbes se tornan más innovadoras, competitivas y resilientes”. Algunos ejemplos de ello son Singapur, Zurich y Oslo, que fueron elegidas como las ciudades más inteligentes, según el Smart City Index 2019.
Estas, de acuerdo con un artículo de la Universidad Católica, se sustentan en dos elementos que se complementan: la generación en tiempo real de grandes volúmenes de datos a través de sensores y dispositivos; y su posterior procesamiento y análisis, que permitirá informar a las personas.
En ese entendido, cada habitante se convierte en un actor clave que recibirá la información y finalmente tendrá el poder de decisión. Las tecnologías llegan a funcionar como un canal para lograr crear esas ciudades para todas y todos, creando espacios más funcionales para la sociedad.
Ciertamente el futuro de las ciudades es un tema que ha dado qué hablar. Quizás en cinco, 10 o 20 años más los países contarán con cada vez más ciudades inteligentes, con mejores infraestructuras y avanzadas conexiones que permitirán un desarrollo sostenido. Edificios donde todo funcionará con sensores o reconocimiento facial y los residuos que hoy son un problema para diversos países, se absorberán a través de sofisticados sistemas que permitirán que todo sea reciclado y reutilizado.
Solo basta con mirar al suroeste de Seúl, en Songdo, que cuenta con escaleras mecánicas y semáforos que se activan al detectar peatones cerca; en las casas no hay interruptores de la luz ni grifos ya que todo funciona con sensores para ahorrar; y los residuos de la ciudad se absorben a través de tuberías subterránea.
Otro caso muy comentado fue el anuncio de Toyota respecto a la creación -a partir de 2021- de Woven City, el primer desarrollo inmobiliario de la compañía en Japón. En este prototipo urbanístico que se le denominó el «laboratorio del futuro», sus residentes y desarrolladores probarán y crear tecnologías de máquinas autónomas, robótica, movilidad e Inteligencia Artificial en un ambiente real.
La ciudad, operará con una red flexible de calles construidas para diferentes modos de transporte, logrando conexiones más seguras y fáciles para los peatones. Asimismo, las casas serán de madera que en su construcción mezclarán métodos de producción robótica y contarán con techos tendrán paneles solares que ayudarán al suministro de energía principal.
Nuevos desafíos para la ciudad
Sin embargo, más allá de los innumerables ejemplos que se están desarrollando y la creciente urbanización, los Objetivos de Desarrollo Sostenibles establecidos para 2030, que busca generar ciudades y comunidades sostenibles, dependen en gran medida de la evolución y adaptación de sus metrópolis e implica un esfuerzo por generar procesos de planificación que sean más diversos, democráticos e inclusivos.
En ese contexto, por ejemplo, hay que tener en cuenta que la Organización Mundial de la Salud, advierte que la población mundial está envejeciendo a pasos acelerados y entre 2000 y 2050, la proporción de los habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará, pasando del 11% al 22%.
Por otra parte, considerando una mayor concentración de población; megaciudades; nueva tecnologías; y las tendencias más sustentable para desarrollar proyectos, se generan otros desafíos para el transporte y la arquitectura de los barrios
Las ciudades más amplias necesitarán soluciones de transporte más amplias y conscientes del medio ambiente. Las soluciones emergentes ya son muy visibles hoy en día, desde autos eléctricos hasta vehículos autónomos (vagamente de ciencia ficción) y sistema. Asimismo, según el futurólogo Ray Hammond, al 2040 se verán autos eléctricos autónomos y la mayoría de la población en los países desarrollados no contará con vehículo propio porque, en su lugar, será suscriptor de sistemas de movilidad.
Los barrios y la infraestructura también se pensarán, puesto que frente a una inminente expansión, los planificadores de ciudades deben analizar cómo no expandir su huella ambiental, pero también, como ser más equitativas.
Las ciudades tienen una serie de retos en el futuro y esta pandemia provocada por el coronavirus ha dejado una reflexión al respecto. Sebastián Gray, arquitecto de la Universidad Católica de Chile y Master of Science in Architecture Studies del MIT, señala en una columna que “junto con los nuevos modelos de vida urbana que hemos inventado en pocas décadas, debimos ser capaces de convenir y garantizar las mínimas condiciones de bienestar para el individuo y la familia. No lo hicimos. Es posible que esta crisis sanitaria sea también la crisis de ciudades que crecieron sin orden, sin propósito, en extensiones y densidades absurdas en ciertos casos, sin los equilibrios y complementos imprescindibles entre una minúscula vivienda, el espacio comunitario y el espacio público”.
¿Cómo serán entonces las ciudades del futuro? ¿Qué transformaciones deberán generarse?