Marina Hermosilla Diez, directora de Symnetics Chile y de Sistema B-Chile
Ser empresa B no es una tarea fácil, sin embargo, cuando hay convicción todo es posible. En Chile, las empresas B certificadas superan las 270, distribuidas en más de 20 sectores industriales que, en su conjunto, aportan sobre el 1.5% del PIB nacional no minero. Una cifra nada de despreciable si se considera que, si bien hay multinacionales, la gran mayoría son empresas medianas y pequeñas.
En un mundo tan desafiante como el que estamos viviendo, hacer negocios con empresas que apuestan por la sustentabilidad en el sentido más amplio, y que pueden demostrarlo a través de su certificación como empresa B, es una forma de potenciar el impacto positivo como el principal motor de crecimiento. Ese fue el principio con el que me encontré cuando llegué, hace ya más de un año, al directorio de una consultora estratégica que tiene como propósito co-construir el futuro de negocios y organizaciones a escala humana, para generar impacto positivo en el ecosistema. En palabras del destacado economista Colin Mayer, “hacer negocios resolviendo problemas de las personas y del planeta, no generándolos”.
En esa línea, hoy son muchas las compañías que están buscando transformar el mundo empresarial. Por eso, en este mes de las Empresas B, en Sistema B-Chile lanzamos el Mercado B, una plataforma que busca fortalecer las alianzas comerciales y potenciar la economía colaborativa brindando un espacio donde conectar, ofrecer y buscar productos y servicios con un enfoque de triple impacto.
Con el escenario actual, necesitamos crear más valor, necesitamos que Chile avance más rápido hacia el desarrollo. Pero no de cualquier manera, necesitamos un país que sea capaz de legar a todos los ciudadanos de las futuras generaciones un mejor lugar para vivir. Y la certificación de más empresas B es una forma concreta de hacerlo.